De tenerte a Detenerte.

Y es que nada, nada en el pinche mundo me gustaría más que poder decirte que dejaría todo esto por ti.

Que mañana que te despiertes las olas del mar ya se secaron y se cerraron las puertas que ayer abrí.

Que perseguí mis sueños por todo el país metido en una camioneta pero que prefiero que tu me grites palabras tuyas a que alguien más me grite de vuelta las que yo escribí.


Pero no puedo. No puedo dejar esto porque esto soy yo. Yo soy en show al que llegaron dos personas después de haber manejado dos mil kilómetros.

Yo soy el sudor en las manos de los foros llenos hasta la madre, cantando. Ambientes tan calientes que reventarían los termómetros.

Y es que tu me conoces y me has visto acelerar el corazón siempre en los lugares incorrectos.

Porque no es la primera, ni va a ser la última vez que apuntándole al cielo, me caiga al concreto.

Porque me encabrona partirme el hocico escribiendo un show para arreglar lo que está roto

y que al final lo único que les importa es formarse para tomarse una foto.

Porque todos los “Nos podemos tomar una foto contigo dándome un beso?”

van seguidos de un “Oye y cómo te llamas?” ¿Qué chingados es eso?

Terminando de escribir un puño aprendí a diferenciar “estar solo” de “soledad”.

Estando solo traté de marcar tu teléfono. La soledad es cuando decidiste no contestar.

Porque la única manera de seguir en nuestras vidas sin partirnos la madre es estando juntos.

Y las relaciones nunca han sido un juego pero voy perdiendo por muchos puntos.

Te juro por todas las cosas en las que hace mucho dejé de creer que te quiero cerca

pero necesitamos tener todo listo ¿Por qué chingados eres tan terca?

O el tal vez el terco soy yo. Siempre que intento arreglar las cosas, fallo miserablemente

Y yo sé que entiendes, sabes que a veces me alejo pero no quiero lastimar a la gente.

Ayer vi tu reflejo en el retrovisor. Eres lo único que me salió mal este año.

Todo lo demás estuvo increíble pero me sigues pesando un chingo en el recuento de daños.

Y es que ahora ¿De qué chingados me sirven los sueños si todos eran para ti?

Nunca te ha interesado leerme pero sin ti, ya no me queda razón de escribir.

Todos los años es lo mismo, trato de obligarme a estar muy feliz en navidad.

Pero ¿Sabes? Esta semana tuve tres chingados ataques de ansiedad.

Y sé controlarla y no se me olvidan los ejercicios que reemplazan a las pastillas.

Pero desde que te fuiste todos los días he podido ver directo al sol, ya ni brilla.

Hace tres martes que estaba seguro que te iba a soltar, que ya había tenido suficiente y que no iba a voltear hacia atrás.

Y hoy te apareces y me revientas tu manera de extrañarme en la cara y yo como siempre, no lo entendí y encima nos rompí más.

También ¿Cuándo chingados vas a entender que sí soy así de pendejo? Si me extrañas, di que me extrañas, no te aparezcas vendiendo espejos.

No los voy a comprar porque ni siquiera sé como funcionan.

No los voy a comprar porque siempre me emocionan.

Y lo único que aprendí este año es que siempre que suelto las riendas y me dejo caer,

hay un chingo de manos esperando detenerme pero es a ti a quien espero ver.

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