Campanas sobre campanas.


Sácame vivo de ésta porque no sé si estoy listo para el cielo porque ahí están las personas que hacen falta pero que ya casi no conozco.
Porque hace catorce inviernos que no huele a corbatas frescas y zapatos negros.
Las hojas que caen siempre son diferentes pero las sigues pisando en el mismo lugar.

Sigues evitando las grietas del piso excepto por la que está a dos cuadros de llegar a la esquina, esa es especial porque está elevada del suelo.
Ella decidió que no iba a conformarse estando al mismo nivel que las grietas sin sueños, sin pinches ganas de levantar la cara a checarse los en su espejo.
O tal vez se muere por ser igual de todas pero hay un pinche árbol estorbando con sus raíces el camino. 
Y es que de nada sirve tener un chingo de sueños si tampoco tienes ojeras. Las personas con los sueños más grandes son las que un día
dejaron de perder el tiempo durmiendo.
Y es que los golpes de realidad son el nivel del mar de la gente loca.
Los golpes de realidad son todas las personas que te ven desde arriba preguntándose por qué chingados no les estás haciendo caso.
Y es que ellos no entienden que más pendejo que tener muchísimos sueños colgados en el tendedero del patio de la falta de huevos es apuntar a un lugar diferente con las mismas armas de siempre.
Te vas a meter en todos los problemas de todos los libros sólamente porque no tienes un plan pero no tienes tiempo de pararte a hacer una
estrategia en las arenas cuando estás perdiendo la guerra mar adentro.
Si te quedas quieto tirado en el suelo suficiente tiempo, los gusanos te van a comer la cara vivo como cuando los vivos te comieron los sueños
en la cara y te dejaron tirado en el piso. Háblame de círculos.
Háblame de círculos que no entiendes y de cuadros que no quieres creer. Háblame de triángulos que no te importan y ahógate en la
trigonometría analítica avanzada y la chinga que es diseñarle los finales a las cosas que tal vez no te vayan a servir de nada.
Estás construyendo una mesa sobre la que no estás seguro si vas a poder comer pero por lo menos sabes exactamente qué personas están invitadas a cenar y te tomaste la molestia de hacer sillas para todos.
Escríbeme por qué es más fácil dejar atrás a las personas que a tus vicios.
Hazme entender que la única diferencia entre las personas que se cansan de vivir y las que viven cansadas es que unas deciden apostar su resto a ser felices y otras están contentas con jamás perder aunque eso signifique nunca ganar nada.
Siempre voy a estar en tu esquina secándote el sudor y gritándote que regreses a matar aunque vea en tus ojos que estás cansado y van tres
años en los que no tienes ni la menor idea de contra quién estás peleando.
Siempre te voy a levantar del suelo y te voy a pedir que no sigas la luz como cuando estuviste a punto de soltarte los arneses porque
volteaste hacia abajo aunque me juraste que no lo ibas a hacer.
Pero ¿Cómo te voy a proteger las manos la próxima vez si la única venda que tenemos la traes en los ojos?
Los segundos no se paran a revisar si estás entumido de la mitad del cuerpo después de que la realidad te atropella como un pinche tren y
te deja inconsciente con tus sueños tirados a tu alrededor. Pero yo sí.
Y te juro que si no dejas de respirar, es mi espalda la que te va a llevar hasta tu casa como la vez que te tomaste hasta el agua de los
floreros y Amado te tuvo que cargar hasta tu cama.
Hay más balas que blancos, a nadie le importa cuántas veces falles porque en algún pinche momento vas a encontrarte una bala perdida
y vas a pintar el pueblo de rojo.
No escuches las campanas y deja de contar los puntos, solo sal y deja el alma entre las cuerdas.
A nadie le importa que hayas perdido la pelea si en la lona dejas más sudor que sangre.
Deja de hacerle agujeros a las paredes y llena los que tienes dentro de ti.
No te preocupes por cuánto tiempo queda y mejor piensa en quedarte todo el tiempo.

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